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Prueba Nro 926
Cita con el Ford Sierra XR4i V6 en Alemania - 1984
Las llaves del viento
Por Pancho Ibañez
Revista
Corsa Nro 959. Octubre de 1984
Publicado en Test del Ayer en Noviembre de 2024
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Nuestro hombre poniendo cara de "proa a la acción" mientras su cámara dispara automáticamente desde el piso de la central Ford en Colonia
"Pancho" Ibañez no es hombre de dar puntada sin nudo ... de modo que combinó un viaje a Alemania programado previamente, con una interesante prueba de manejo gracias a la cual pudo moverse libremente por ese país y Holanda, y sacar conclusiones varias que empieza a contarnos en esta nota. Claro, "todo tiene que ver con todo"
Reflexiones en Business Class
A bordo del Jumbo de Lufthansa que me aleja de Buenos Aires rumbo a Frankfurt, medito sobre aquello de que "no hay mundo como el del espectáculo". Una aseveración que en su inglés original suena más impactante: "there is no business like show-business".
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Y pienso que este "business" del periodismo tampoco está mal. Es el que me permite hoy volar a 900 kilómetros por hora, cómodamente recostado en el almohadón de la tecnología aeronáutica, comiendo con cubiertos de noble metal y en escudillas de elegante loza, hacia una ilusión que vengo mimando desde hace meses. En Colonia me espera un producto que enorgullece a la Ford alemana: el SIERRA XR4i.
Mientras jugueteo con el selector de música estereofónica y rechazo gentilmente ofrecimientos de bebidas o lecturas, recuerdo que todo nació a fines de abril cuando los eficientes relacionadores públicos de Ford Argentina me invitaron a descubrir el SIERRA en su prelanzamiento barilochense.
Allí, junto al Catedral -y de compinche con CORSA- se había producido el primer flechazo. Luego, la idea; ¿por qué no hacer coincidir mi planeado viaje a Alemania Federal con una toma de contacto cabal con el modelo que poco tiempo después asombraría al mercado argentino?
Cuando la silueta del aeropuerto internacional de Frankfurt se recorta allá abajo, estudio otra silueta -intrigante como ella sola- en la página central del manual "SIERRA-Ghía de productos" editado por Ford Motor Argentina. Flanqueado por un "Ghia" y un "L" está delineado un vacío difícil de llenar... pero la silueta del futuro producto descubre ciertos volúmenes que sólo los enterados saben se deben al famoso doble alerón trasero del XR4.
La mole del 747 carretea livianamente hacia uno de los múltiples espigones y vuelvo a meditar sobre mi profesión y sus posibilidades. En un mismo operativo disfruto de dos mundos que me atraen sobremanera: la aviación y el automovilismo. El vuelo LHSO9 ha sido perfecto. El vuelo XR4 es aún una deliciosa incógnita.
La eficiencia tiene cara de mujer
Muchas veces me he preguntado si un idioma -o sus particularidades- pueden llegar a condicionar nuestras emociones. Me explico: creo que no es lo mismo hablar del auto en masculino que en femenino. Forzosamente, "la" máquina de un italiano o "la voiture" de un francés no pueden inspirar los mismos sentimientos que "el" coche a un español, o qué digamos de "el fierro" para un argentino. Los alemanes no tienen ese problema. Ellos tienen "Das Auto", es decir "lo" auto.
Fuera las pavadas sentimentaloides. El automóvil no puede seducirnos como una fémina ni nosotros aprovecharnos de él como un esclavo fuerte y obediente. El automóvil tiene que transportarnos, ser cómodo, veloz, económico, racional, seguro, resistente, etc., etc. Condiciones, todas éstas, muy caras al estilo germano. ¿Sería el SIERRA XR4 "lo" auto?
Esta última pregunta me la hacía volando desde Frankfurt a Colonia, mientras repasaba el minucioso ayuda-memoria elaborado por llana de Dupuis, responsable de las Relaciones Públicas de Lufthansa. Allí, entre datos, cifras y fechas, figuraba la dirección esperada: Ottoplatz 2, Koln-Deutz. Las oficinas centrales de la Ford alemana.
Y en esas oficinas, una vez más, la eficiencia femenina. Si llana, desde Buenos Aires, había aceitado el mecanismo del viaje, ahora Gabriele Hemken -con celeridad, humor y belleza- me hacía entrega de las llaves del viento. Saludo, buen viaje y una recomendación que me confirmó que estaba en Alemania: "Respeta las señales", Gabriele no me pedía que cuidara el auto. Gabriele me pedía que respetase las señales.
Pancho recibiendo las llaves del viento de Gabriele
Doppel - Heckspoiler
Mientras me acercaba al SIERRA XR4i, bromeaba conmigo mismo e imaginaba que la "i" además de indicar el sistema de inyección mecánica, significaba Ibañez ... pero al acomodarme en la cómoda butaca y enfrentar el completo y ergonómico tablero de mandos pensé que quizá la "i" me estuviese diciendo "inexperto", "insolente", "inconsciente"... ¿Quién soy yo para "probar" un auto y luego plasmar mis impresiones en CORSA?
No es lo mismo saber manejar que ser piloto de pruebas. Pero el otro yo del Dr. Ibañez insistía: ¿No son las autopistas alemanas similares a las holandesas que durante tanto tiempo recorriste? ¿Y no las recorriste en los años 70 con un BMW 2002 que aún alegra tus recuerdos tuercas? ¿Para qué sirvieron las lecciones que el gran maestro Jorge del Río te dio en sus monoplazas? ¿Has volado miles de kilómetros para sentarte ahí como un pazguato y luego decir al mejor estilo del inolvidable Soto de Telecataplum, "el XR4i tiene dos puertas a la calle"? ¡Vamos! ¡Valor! Ni una palabra más.
Adiós a la Ottoplatz y a enfrentar el archiordenado tránsito de Colonia. Con el enorme paso de la responsabilidad de tener tamaña máquina en mis manos, salgo a compartir el asfalto con germanos que no pueden imaginar que adentro de ese Ford tan alemán por fuera, conduce un argentino que aún está poniendo en hora todos sus relojes "relojes" y "sensores".
Imagino que muchos, detrás de mí, pensarán en aquel bigotudo del XR4 maneja tan lentamente porque se regodea en la seguridad de su poder dominador. En realidad, el bigotudo está dominado por sensaciones inéditas. Por un lado comprueba que no hay como un país civilizado y respetuoso de las normas de tránsito para facilitar el desempeño del inexperto o no conocedor. Por otra parte, dos o tres presiones cautelosas en el acelerador le han asegurado que en cuanto le tome la mano, ese auto va a brindarle una experiencia inolvidable.
Delante, carteles y mil nombres que hay que leer en voz alta para que empiecen a sonar familiares, indicadores de dirección, prohibiciones y recomendaciones. En breve los iré reconociendo. El control remoto me permite colocar ambos retrovisores laterales en mi línea de visión. Por el central observo a través de la luneta trasera y compruebo que el "Doppel-heckspoiler" (así de sencillo se dice en alemán deflector biplano) no molesta la visibilidad. Pero...
El legendario Junkers 52 en el Museo del Aeropuerto, o el Tante JU y cierta pasión por los viejos aviones
La belleza de lo racional
En las afueras de Colonia me detengo a meditar sobre "el hombre y sus circunstancias". Me alejo unos pasos del XR4i y comienzo a sacarle fotos. ¿Por dónde empezar? Hay detalles que naturalmente llaman la atención del enamorado de los autos. Pero son casi privados. Para iniciados. Lo que ahora pretendo es captar la quintaesencia de este Sierra.
Y el visor de mi cámara enfoca inconscientemente el deflector biplano. Buscando el mejor ángulo Me pregunto a cuántos convencerá y a cuántos rechazará. Porque sé que,- más allá de las cifras exactas de su efectividad, este elemento será objeto de polémica. Y es que el usuario -tanto en Alemania como en Argentina o en cualquier parte del mundo- suele mezclar las cosas. Es el maravilloso e inexplicable universo de los gustos y las tendencias donde coincidir no es, precisamente, lo deseado.
Pero cuando uno debe, quiéralo o no, emitir un juicio, conviene despojarse en la mayor medida de preconceptos y gustos personales. Un ejemplo: a mí me encantan los aviones con hélices. Me apasionan los biplanos y triplanos de la Primera Guerra Mundial y me entusiasmo con los cazas de la Segunda. Los actuales jets de combate no me atraen. Pero reconozco que en 70 años el cambio abismal producido en el diseño de esas máquinas aéreas no es otra cosa que el fruto del avance tecnológico y no caben apreciaciones estéticas. Es más, creo que hay una estética de lo racional. Según ella, lo lógico no puede ser feo.
Observando el XR4i no puedo menos que aplaudir a los ingenieros de Ford. Pero no sólo por sus evidentes logros técnicos y aerodinámicos, sino también por el valor de asumir una actitud pionera en un mercado que se maneja en gran parte con valores tradicionales. Y en este caso, "tradición" se hace sinónimo de no aceptación del progreso. Me pregunto, por ejemplo, hasta cuándo se seguirán fabricando automóviles cuya trompa -centímetro más, moldura menos- siga siendo una suerte de pared opuesta al sentido de la marcha.
Pienso, concretamente, en mis admirados BMW y mis respetados Mercedes. ¿No se estarán devanando los sesos sus diseñadores para perpetuar las legendarias parrillas pero reduciéndolas, si es posible, a un mero símbolo esbozado en la inevitable cuña aerodinámica que la lógica ordena?. Seguro que si. Pero Ford -como en su momento Citroën- ya ha dado el ineludible y necesario paso al frente. Y a mí, con su perfilada trompa y su doble alerón, el Sierra XR4i me invita a devorar las estupendas autopistas alemanas.
Como alguien dijo a propósito de las "sugerencias" de la mafia... "Hay invitaciones que no se pueden rechazar". Por Juan Francisco "Pancho" Ibañez
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