Prueba Nro 924 Alfa Romeo GTV 2000 - 1980   Un auto diferente   Revista Plus Fórmula Nro 1. Septiembre de 1980 Publicado en Test del Ayer en Noviembre de 2024

Basta sentarse al volante de una Alfetta GTV 2000 para darse cuenta de que se trata de un vehículo sumamente particular. Más allá del lujo y el confort interior, el coche mismo deja bien sentado que no acepta ser manejado por cualquiera

La diferencia entre aquellos que "pueden" aspirar a una Alfetta y los que "deberían" dejar sus deseos para más adelante, se advierte en la reacción inicial del conductor.

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Los primeros encienden el motor, empuñan el volante, y salen al tráfico como si tal cosa. Los otros, antes que nada, se estiran en el asiento y se quedan atónitos ante una comprobación; en este coche no puede usarse como referencia de manejo la trompa, porque está tan baja que no se ve.

Superada esta experiencia, comienzan a vivirse otras que hacen, sí, a las prestaciones del auto. Al cabo de todas ellas, son varias las sensaciones que se destacan nítidamente y merecen ser comentadas.

En primer lugar la GTV 2000 se hace fácil de manejar, a favor de una distribución de pesos que ubica el cincuenta por ciento en cada eje y por sobre la consideración de que su caja de velocidades -ubicada atrás junto al grupo embrague - diferencial, justamente para lograr ese equilibrio de pesos- es algo más lenta de lo imaginado para un automóvil deportivo.

Tanto en los cambios ascendentes como en los rebajes se hace imprescindible darle la pausa necesaria para que accione el varillaje, pero en el modelo '80 el hecho de no respetar demasiado esta indicación dejó de ser tan grave, ya que el oportuno cambio de distanciador y eje por parte de la fábrica eliminó las constantes fallas que antes se producían por este motivo.

Dotada de una velocidad de crucero de alrededor de 140 km/h, la Alfetta se evidencia como un coche sumamente indicado para la ruta. Tal vez, sin dejar de señalar que en la ciudad es cómoda y maniobrable, sus mayores virtudes se ponen de manifiesto en los recorridos largos.

La inusual capacidad de regulación del puesto de manejo hace que sea prácticamente imposible que el conductor se canse. El asiento, no solamente reclina su respaldo y puede adelantarse o correrse hacia atrás, sino que también admite la modificación de su altura respecto del piso del automóvil, lo cual, sumado a que la barra de dirección y el volante son regulables en su inclinación, ofrece una gama de alternativas capaz de cubrir todo gusto.

Una primera impresión hace pensar que el tanque de combustible de 54
litros, con una reserva de ocho, le da a la GTV 2000 una autonomía reducida. Sin embargo, analizado este punto debidamente, se comprueba que no es así. Lo que pasa es que por confort y ritmo de marcha los kilómetros se pasan muy rápido y a la hora de detenerse a cargar combustible, uno quisiera seguir andando.

Una comprobación que sobreviene ante la atenta observación del instrumental, es la baja presión con que trabaja el circuito de aceite. No es difícil pensar que algo anda mal cuando se leen 40 libras / pulgada 2 en el manómetro de 5.300 RPM, o cero si el motor regula en caliente.

Por el contrario, estos valores resultan normales y auspiciosos más adelante, cuando uno se entera que a causa de este detalle el costo de mantenimiento baja, al requerirse el cambio de aceite cada diez mil kilómetros de marcha. Todos los requerimientos a los frenos, sean normales o exigidos. dejan la impresión de que superan ampliamente las necesidades. Sin embargo, este sobredimensionamiento de la potencia de frenado es un complemento ideal para el equilibrio de un coche cuya velocidad máxima supera los 185 Km/h.

En cuanto a los problemas observados, el primero sobrevino con la lluvia. Los limpiaparabrisas funcionaron correctamente, pero tras algunos minutos comenzó a filtrar agua por uno de los ventiletes. Más adelante, nos encontramos con que el funcionamiento de la puerta trasera no es todo lo confiable que debería. Si pudiera considerarse que tiene la importancia necesaria para figurar en este rubro, agregaríamos la mala terminación de la guantera.

Es indudable que podría decirse mucho más respecto de la Alfetta GTV 2000, especialmente si se analizaran los detalles de su interior, equipado a todo lujo y confort. Pese a ello, y con la intención de no desviarnos de la intención inicial de dar un panorama que apuntara principalmente a transmitir las impresiones de manejo fundamentales de la unidad, debemos conformarnos con llegar hasta aquí.

VELOCIDAD MÁXIMA 186.142 Km/h
Por velocímetro 195 Km/h

BREARD: IMPRESIONES Y AYUDA

Comparar el funcionamiento de una Alfetta GTV 2000 standard con la de carreras, preparada por Autodelta de acuerdo con las libertades otorgadas por el Grupo 2, resulta muy difícil, si no imposible.

En primer término, todo el funcionamiento es más rústico e infinitamente más difícil si se pretende circular a velocidades reducidas. Dirección y suspensión son extremadamente duras, mientras que la caja -tal como está puesta ahora con relaciones muy cortas- te obliga a cambiar permanentemente.

El motor es absolutamente otra cosa. Con 190 HP y 7.500 vueltas de régimen máximo, la diferencia es manifiesta. La velocidad máxima en las condiciones que se lo puso a punto para el rally CODASUR será de 160 Km/h, pero con otras relaciones de caja puede llegar a los 230-240.

Un aspecto en el que sí ambas máquinas tienen idénticas ventajas es la aerodinamia. No solamente por el coeficiente de penetración de 0,39, sino por los spoilers delanteros que permiten confiabilidad en la maniobra. A partir de esto ambas dejan bien sentado lo fundamental: la estirpe Alfa Romeo.

Estos conceptos pertenecen a Eugenio Breard, de cuyo negocio -que posee en Libertador y Salguero en sociedad con Juan Pablo Zampa- salimos un día manejando "nuestra" Alfetta GTV 2000 y seguidos por él llevando arrastrada por una pick-up a la de carreras, tal como quedó tras la disputa del CODASUR.

Su colaboración con PLUSFORMULA hizo posible este test. Por ello. gracias.

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