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Prueba Nro 937
Chevrolet C-20 De Luxe - 1992
Para que trabajar sea un gusto
Revista Road Test Nro 17. Marzo de 1992
Publicado en Test del Ayer en Febrero de 2025
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Con un equipamiento fuera de lo común, la pick-up de origen brasileño, ofrece al mercado un vehículo de trabajo con buen confort de marcha, potencia adecuada, diseño moderno y una capacidad de carga de 1.000 kilos. Como para revivir el tradicional duelo Ford vs. Chevrolet
La apertura del mercado sigue brindando nuevas opciones que cada usuario podrá aprovechar en mayor o menor medida. En esta ocasión, tuvimos oportunidad de tomar contacto con un producto que ingresó al país proveniente de Brasil . Se trata de la Chevrolet C-20, una pick-up con una filosofía diferente a la que conocíamos hasta ahora los argentinos en esta materia.
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¿Dónde radica la diferencia? Fundamentalmente en lo que hace a confort y terminación. Exteriormente es llamativa. Las discusiones pueden pasar por un tema de gustos personales, sobre todo en lo que hace al decorado. Pero es innegable que llama la atención. Alta y bien parada, fundamentalmente por las gomas (las llamativas Goodyear Wrangler) y las llantas anchas que llegan al borde de la caja sin quedar unos centímetros adentro, un mal común en camionetas de este tipo.

Motor longitudinal de cuatro litros de buena accesibilidad. Primer plano para el compresor del aire acondicionado La caja adentro esta recubierta con madera, con protección de barrotes para el vidrio trasero de la cabina, y a los costados, afuera , cuenta con ganchos muy útiles para sujetar la carga, que puede ser de hasta 1.000 kilogramos. El sistema de apertura del portón trasero es simple, por medio de una
manija en el medio del mismo. Para cerrarlo hay que hacerlo con mucha firmeza, sino deberá repetir la operación hasta el cansancio.
En el frente se destacan los nuevos paragolpes de tipo envolvente y el parabrisas laminado, con un polarizado degradé en la parte superior. A los costados y bien hacia afuera, con robustos soportes, sobre los espejos retrovisores de generoso tamaño.
Berlina de lujo
Una vez dentro de la Chevrolet comienza a advertirse aquello de la filosofía. Ni bien uno se sienta repara en los tapizados textiles y la cuidada terminación del interior. EI asiento del conductor cuenta con regulación en altura si bien el sistema es manual rudimentario... pero hablamos de una pick-up y no de un "605".
El volante está muy metido dentro de la cabina, algo que podría solucionarse acortando una buena parte de la columna de dirección que ingresa en el habitáculo. En el tablero, se destacan dos grandes instrumentos redondos frente al conductor que son velocímetro y cuentavueltas.

Para el campo. A pesar del gran confort interior la C-20 De Luxe es un vehículo concebido para trabajar. En la ciudad se pueden disfrutar los detalles de confort. Por otra parte, el comportamiento rutero es bueno
A la izquierda del panel, cuatro indicadores más pequeños que señalan la temperatura de agua, nivel de combustible, carga de batería y la hora. Sobre la derecha los comandos de climatización con forzador de cuatro velocidades independiente del aire acondicionado. Un poco más allá, la guantera, de singular diseño ya que tiene tres compartimientos internos. Sobre las puertas, dos pequeñas gavetas portaobietos. A la izquierda del panel, abajo, el comando de luces, en posición similar a las del Chevette. El equipamiento es completo y no por ser utilitario. Posee cierre central de puertas (cómodo en una pick-up, porque para levantar el seguro del acompañante hay que hacer un viaje), levantavidrios eléctricos, aire acondicionado y radio AM/FM con pasacassette de antiguo sistema (dial y aguja). Cuenta además, con cinturones de seguridad inerciales. Es decir, adentro es una berlina del segmento medio, bien equipada. 
Se va la Chevrolet por caminos bonaerenses. En la tierra se comportó perfectamente
Llama poderosamente la atención el nivel de insonorización y lo hermética que es esta C-20. Cuando uno cierra la puerta siente la presión en los oídos y automáticamente deja de escucharse cualquier ruido del motor. Según ingenieros de fábrica esto se logró por medio de paneles fonoabsorbentes, utilizados en automóviles de alta gama.
Motor conocido
El motor es el conocido Chevrolet-250 con árbol de levas lateral de 4097 cm3 (98,4 x 89,7 mm) que entrega una potencia máxima de 130 CV (DIN) a 4000 rpm y un par motor de 29,7 kg a 2000 rpm. Está alimentado por medio de un carburador Brosol de dos cuerpos con apertura diferenciada de sus bocas, que posee interceptor de mínima, compensador y emulsionador de marcha lenta y válvula de potencia.
La elasticidad es la clásica de los motores de este tipo. A mil vueltas en quinta, si se la acelera dosificando el pedal, se siente el inconfundible "plop-plop-plop", saliendo sin quejas de ningún tipo. Esto es ideal si se tiene en cuenta que no es un propulsor precisamente económico.
Sin carga, los riñones sienten que están sobre un vehículo creado para, trabajar, aunque con menos intensidad que en otras pick-up. En las mismas condiciones ante frenadas bruscas el tren trasero se bloquea levemente aunque sin alarmar.
Cargada, el comportamiento cambia sustancialmente y es allí donde más cómoda se siente. Cuando tiene que empujar ayuda enormemente la caja de 5 velocidades. Las gomas son un poco ruidosas al circular por el asfalto pero se comportaron bien en la tierra y el barro. La suspensión delantera es independiente a cuadrilátero deformable
con resortes de suspensión interpuestos entres las parrillas. Atrás posee eje rígido con ballestas longitudinales.
La dirección tiene una asistencia impresionante. Cualquier maniobra se hace sencilla lo que simplifica enormemente las cosas en la ciudad donde las cosas se complicarían debido a su peso. Lo mismo vale para la asistencia de los frenos. Vacía requiere cierto período de acostumbramiento para no salir lanzado por el parabrisas, mientras que cargada se agradece no tener que hacer un esfuerzo digno de un levantador de pesas.
La C-20 alcanza una velocidad máxima de 140 km/h en 5ta. En el consumo radica una de sus desventajas. Según datos de fábrica a 90 km/h necesita 11,5 litros para recorrer el centenar de kilómetros mientras que en ciudad para recorrer la misma distancia precisa poco menos de 19 litros.
Los 24.000 dólares que deben pagarse por ella no son una exorbitancia en relación al equipamiento y a los precios de sus competidoras. A partir de aquí, decide usted.
Por Fernando Miranda
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