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Daihatsu Charade Eléctrico - 1980
Sólo hay que enchufarlo
Revista
Corsa Nro 749. Octubre de 1980
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En el tránsito el Daihatsu Charade eléctrico se encuentra en su elemento, gracias a una aceleración lógica. El ruido del motor está reducido a un tenue zumbido
Y es así. Nada de surtidores. Lo único necesario es enchufarlo en el toma corriente más cercano para que se carguen las baterías. De ahí en más, 100 km de autonomía, 75 km/h de velocidad máxima, polución ambiental nula, ruido ínfimo y un peso importante, caracterizan a este poco común Daihatsu Charade que fue introducido hace pocas semanas en nuestro país
La historia de los automóviles eléctricos es tan vieja como la del automóvil y data del siglo pasado, sin embargo, aunque han pasado decenas de años y se ha experimentado para lograr un vehículo que pueda competir con los propulsados por motores diesel o de combustión interna, solamente se han llegado a producir distintos tipos de vehículos auxiliares, con aplicaciones muy específicas.
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Daihatsu, que investiga desde 1965 en este campo, produce y comercializa varios tipos de automotores de este tipo. De ellos, recientemente introdujo tres en nuestro país. Dos comerciales y un auto, este último fabricado sobre la base de un Charade cuatro puertas.
Como es
Lo primero que se nota al subir, es el lugar ocupado por la serie de ocho baterías, que están instaladas en el lugar del asiento trasero, reduciendo en mucho el espacio útil.
Para recargarlas, se enchufa un cargador a la red domiciliaria de electricidad durante 8 ó 10 horas. El consumo está en el orden los 4.18 kw/h y una vez completada la carga pueden recorrerse de 80 a 100 km, dependiendo del manejo más o menos cuidadoso.
El motor, ubicado como en la versión naftera, bajo el capot, entrega una potencia de 14 kw (unos 20 HP) y se pone en marcha con una llave de contacto normal. La pedalera es del mismo tipo que cualquier otro auto con caja manual: acelerador, freno y embrague; aunque éste no es necesario para ponerlo en movimiento. La caja de velocidades es de tres marchas de avance y retroceso.
Para manejarlo se debe prestar atención a tres elementos: luz testigo de consumo: (Charge), otra que aconseja cambiar de marcha (Shift) y un voltímetro. El peso total en orden de marcha es de 1.035 kg de los cuales 280 corresponden a las baterías.
Las ventajas que ofrece al usuario común son:
1) Contaminación ambiental mínima, 2) Desaparece el cuidado y reemplazo de una buena cantidad de piezas, 3) Ruido reducido, 4) Consumo lógico y 5) Manejo sencillo.
Las desventajas:
1) Autonomía reducida, 2) Peso excesivo, 3) Espacio útil pequeño, 4) Técnica aún poco difundida y 5) Precio elevado.
Indudablemente, el esfuerzo y la tecnología puestas en este automóvil por Daihatsu, deben considerarse como parte de la preocupación generalizada por reducir o reemplazar el consumo de petróleo.
El asiento trasero fue retirado y en su lugar se colocaron las ocho baterías de plomo - ácido, ocultas por dos bandejas de metal
Manejo: Es entrar en otro mundo
La invitación no dejó de sorprenderme, y sinceramente acepté sin muchas preguntas ya que manejar un automóvil eléctrico proponía por lo menos algo diferente. La experiencia la hice en el predio de la Sociedad Rural en Palermo.
El auto, que se comercializa en Japón y del cual ya se han vendido cerca de 4.000 unidades, está equipado con un motor eléctrico delantero, y en el lugar que ocuparían los asientos traseros, fueron ubicadas las ocho baterías que lo alimentan.
El aspecto general es el mismo que en su versión naftera, pero el manejo cambia sensiblemente. Sus características lo indican claramente como un auto diseñado exclusivamente para andar en ciudad. Una vez instalado en el asiento del conductor puse primera y el auto salió con un silencio asombroso. Sólo se siente un zumbido muy particular y mínimo del motor. Segunda, tercera y a tratar de andar a fondo. En esto no hubo problema, su aceleración, teniendo en cuenta su velocidad final, es aceptable.
Dobla bien y la mejor virtud que encontré fue su serenidad de marcha, un ruido que es ínfimo y además la ventaja de no contaminar para nada el ambiente.
La experiencia me pareció buena y diferente. Manejarlo es entrar en otro mundo del automóvil ya que es dócil y agradable, y hasta cómodo. Lo único que no pude hacer fue enchufarlo para recargar las baterías, ya que no llegué a recorrer los 80 km de autonomía. J. F. M.
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