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Fiat Uno Turbo i.e. 118 CV- 1992
Un lobo disfrazado de cordero
Revista
Road Test Nro 17. Marzo de 1992
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En Italia tuvimos la oportunidad de tomar contacto con el Fiat Uno Turbo i.e. que actualmente se comercializa en nuestro país. Su aspecto exterior se contradice con la furia de su motor que le permite alcanzar 206 km/h de velocidad máxima. Un deportivo con una buena relación precio / equipamiento factor fundamental de su éxito en tierras europeas
Saliendo de Torino son unos 40 minutos. Se toma la ruta rumbo a Asti y un poco antes de Moncalvo está Cioccaro, lugar escogido por la gente de Fiat para ofrecernos un almuerzo digno de Eleogábalo y para darnos la posibilidad de probar unos cuantos autos que estaban a nuestra disposición.
En medio de la niebla y aterido de frío, mi mente pudo pensar que debía subirme al Fiat Uno Turbo i.e., que comenzó a comercializarse recientemente en nuestro país. Los otros podrían esperar. De allí, frente al Sant' Ufficio, salimos a recorrer con el Uno los caminos vecinales de la zona de Asti, que son similares a las rutas en las que se cobra peaje en nuestro país.
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El aspecto exterior no hace suponer que uno se subirá a un "super rabioso". Sólo las ruedas un poco más grandes (no lo suficiente) dan la idea que se está frente a un Uno diferente.
La línea es la nueva, con el capot lanzado, el portón trasero con una especie de becket incorporado a la altura de la base de la luneta y el clásico filete rojo alrededor del auto. Las llantas deportivas, de agradable diseño, completan un panorama muy similar al conocido mundialmente.
Por la ruta. El comportamiento rutero es mejorable. Tal vez el reglaje de suspensión se vio superado por el motor
Adentro es otra cosa
Las butacas son cómodas y se adaptan a las exigencias del auto, es decir tienen buena sujeción lateral, tanto a la altura del respaldo como del cojín. Lo primero que llama la atención es el volante Momo, que da al interior un clima deportivo.
El tablero también colabora por la gran cantidad de indicadores con aguja que posee. En el centro, arriba, el medidor de presión del turbo. Abajo, también en el centro, un reloj partido en dos (al viejo estilo de los Smith británicos) que ofrece información de la temperatura y presión de aceite.
A la izquierda de éstos, el velocímetro y a la derecha el cuentavueltas. En los extremos del tablero, los relojes más pequeños que son los de nivel de combustible (izquierda) y temperatura de agua (derecha). Todo de fácil lectura con comandos de accionamiento sencillo. En el equipamiento y su relación con el precio, está uno de los fuertes del Uno.
Cuenta con cierre central de puertas, aire acondicionado, levantavidrios eléctricos, luneta térmica, cristales térmicos, lavalimpialuneta, lavafaros, llantas de aleación liviana, butacas regulables, asiento posterior partido, cinturones de seguridad regulables en altura y faros antiniebla. Por 25.400 dólares, en nuestro país, más no se puede pedir. En Europa, el precio es la base de su éxito.
El Uno parado frente a la feria de Moncalvo, en el norte de Italia
Allegro en clave de "fast"
Cuando se gira la llave y se le da una leve peináda al acelerador, se siente un sonido que no concuerda con los 118 CV (DIN) que bajó el capot están dispuestos a satisfacer a quien tenga ganas de acelerar un rato. Ya si la presión sobre el pedal de la derecha es más pronunciada, la agujita del turbo trepa y se siente un ruido excitante, ese que da ganas de poner primera cuanto antes.
En el segmento europeo compite con el 205-GTi, que carece de turbo pero en contrapartida posee un motor de 1905 cm3, contra los 1372 cm3 del Uno. El producto francés cuenta con 9 CV plus. Lo que no se traduce en performances ya que tienen la misma velocidad final.
Siguiendo en el terreno de las comparaciones, este Uno sale airoso en el enfrentamiento con el Ford Fiesta XR2i y con el Opel Corsa-GSi. En el turbo está la clave.
Ya en marcha y con la confianza suficiente para acelerarlo (tras comprobar que todo estaba en orden) se verifica que el motor tiene un funcionamiento impecable. Brioso (casi rabioso), siempre y cuando se lo tenga en vueltas con el turbo a toda presión. No hay que ser un experto para comprobar el famoso turbo-lag, aunque está lejos de sorprender o dificultar las maniobras. Se siente y punto.
En Asti, ante la curiosa mirada de un lugareño
Tal vez este Uno necesite ruedas un poco más grandes. Cuenta con neumáticos 175/60 x 13, que le quedan un tanto chicos, sobre todo teniendo en cuenta la potencia (podría "tirarlos") y su "look" deportivo. El 209-GTi 1.6 (no es caprichoso volver siempre sobre el mismo auto ya que es la referencia más válida) cuenta con neumáticos de 185/60 x 14.
Sobre la ruta queda evidenciado que el motor es más que el chasis. El comportamiento no es demasiado franco y obliga a manejarlo constantemente exigiendo cierta dosis de atención a más de 180 km/h.
A la hora de frenar nuestra unidad mostró eficiencia aunque con alguna tendencia a perder la línea, pero es una falla atribuible a ese auto en particular. Al margen de ese defecto el poder frenante es adecuado permitiendo parar en distancias cortas.
A pesar de lo breve del recorrido, tuvimos tiempo de hacer algunas pruebas de aceleración y velocidad final, que carecen de la precisión a la que nos tiene acostumbrado nuestra computadora. Con el Uno Turbo (por cronómetro y mojón) alcanzamos una velocidad máxima de 206 km/h. La aceleración 0 a 100 km/h fue de 7,70 segundos y es como para mirar frente a frente a cualquiera, mientras que para recorrer los 1000 metros con partida detenida demoró 29,2 segundos.
El consumo, si se lo maneja civilizadamente, es contenido. A 120 km/h (con un auto así no va a andar a 90 ¿no?) precisa 7 litros para recorrer el centenar de kilómetros. A fondo la cosa cambia, ya que para cubrir la misma distancia se necesitan 16,4 litros, lo que no es demasiado para andar a más de 200 km/h.
Para sintetizar, por el lado de los pro debemos señalar un equipamiento completísimo, un motor sencillamente fantástico y prestaciones dignas de autos de un segmento superior.
Si debemos señalar contras, no se puede omitir un comportamiento rutero mejorable, reglaje de suspensión superado por el motor y relaciones de caja cortas sobre todo las tres primeras que obligan a cambiar muy rápido.
Sobre sus posibilidades en Argentina es muy aventurado hacer pronósticos. Aunque, y teniendo en cuenta la filosofía de ciertos compradores de Uno, el Turbo i.e. les vendrá como anillo al dedo... Por Fernando Miranda
El auto parado en la banquina helada en las afueras de Torino
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