Europa ya ha designado su coche del año. En una de las ediciones más disputadas de esta prestigiosa votación el Volkswagen ha resultado elegido. Estos son los argumentos de la versión más potente, que destaca por montar un motor de seis cilindros en V de 2.8 litros de capacidad y 174 caballos de potencia
Aunque se mantiene el nombre, el nuevo Golf es un coche totalmente diferente. En esta tercera generación, el Golf ha introducido importantes cambios en su estructura y su mecánica superando, el ya de por sí elevado listón de sus antecesores.
Las líneas generales sugieren una continuidad respecto a los modelos anteriores pero la ruptura se aprecia claramente en algunos puntos tales como nuevos faros rasgados, en lugar del tradicional faro redondo.
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Hay dos puntos en los cuales el fabricante ha hecho un esfuerzo notable. Por una parte, todo aquello que tiene que ver con la seguridad. Este nuevo Golf es capaz de superar las normas más severas en cuanto a colisiones frontales y laterales.
En cuanto al tema ecológico, además de una reducción importante en las emisiones de escape, el nuevo Golf supone un avance importante en la búsqueda del coche reciclable. El cincuenta por ciento de los plásticos empleados son reciclables y las técnicas de fabricación permiten que el aprovechamiento de estos materiales sea económicamente rentable.
Sobre rieles. El Golf VR6 tiene un comportamiento sobresaliente en cualquier terreno, sin llegar a resultar incómodo
Un gran motor
Otro de los hitos conseguidos con el nuevo Golf, es que, por primera vez, se monta en un coche de esta categoría un motor de seis cilindros en V de 2,8 litros de capacidad.
Este motor, que anteriormente se montaba en el Passat y en el Corrado, une las excelencias de un seis cilindros en línea con las de un V6. De esta forma se tiene un motor de dimensiones externas compactas que permite colocarlo en posición transversal. Las bancadas de este seis cilindros están abiertas quince grados, de forma que los cilindros casi quedan solapados. La proximidad de las cámaras de combustión permite disponer de una sola culata.
Este motor marca fuertemente la personalidad del coche, no sólo por los 174 caballos de potencia, sino por la suavidad de funcionamiento a todo régimen. Sus 2,8 litros de capacidad responden a la filosofía de la marca en cuanto a que no hay nada que sustituya a la cilindrada, excepto la cilindrada misma.
Con este generoso propulsor se pueden conjugar unas característicos excepcionales en cuanto a elasticidad y funcionamiento, con unos consumos y un nivel de emisiones de escape muy bajo. Para conseguir este equilibrio se recurre a un sistema de inyección Motronic con detectores de picado, que actúan en cada bancada de cilindros independientemente.
Línea afilada. En el VR6 la suspensión ha bajado algunos milímetros respecto al resto de las versiones
Personalidad propia
Las siglas VR6 marcan el carácter de este coche que, a pesar de tener una carrocería de poco más de cuatro metros, es todo un deportivo. Para empezar, basta con echar una ojeada a las espectaculares llantas de aleación de quince pulgadas, con los esbeltos neumáticos de perfil 50. Unos faldones y el alerón posterior, rematan la faena de dotar al Golf de su talante deportivo.
Dentro, el más potente de los Golf dispone de una decoración específica con unos asientos muy envolventes y cómodos. El volante también es especial para esta versión, con tres radios y recubierto de cuero.
Esta primera prueba con el Golf VR6 ha demostrado que, a pesar de que la línea externa mantiene el aire de familia, el coche llama la atención. Muchos han sido los conductores que se han detenido para observar detenidamente el aspecto o preguntar sobre las diversas características técnicas. Aunque su comercialización en España no está prevista hasta principios del próximo año, la expectación es mucha.
En términos generales, el habitáculo del Golf ha ganado respecto a las anteriores versiones. Es más ancho y las plazas traseras resultan suficientemente amplias. Según parece marcan las nuevas tendencias, el sacrificado ha sido el maletero, que es, ahora, algunos decímetros cúbicos más pequeño.
La disposición de los mandos es muy racional. Todo queda bastante al alcance de la mano y es muy fácil habituarse a los mandos. La única falta que encontramos en este aspecto es la ausencia de iluminación en los mandos de la climatización. Esto obliga a tener perfectamente memorizada la posición de cada uno de los tres mandos para manipularlos correctamente por la noche.
Otro aspecto que no es de nuestro agrado es la utilización de una rueda de repuesto de emergencia, en lugar de un recambio convencional. Esta solución, por cierto, muy de moda últimamente, plantea problemas a la hora de encontrar un lugar donde se pueda reparar un pinchazo urgentemente. Ni que decir tiene que, si en lugar de la cubierta lo que se rompe es la llanta, cosa muy frecuente en neumáticos de perfil bajo, la solución puede tardar varios días.
Como coche familiar, el Golf cumple a la perfección. La amplitud y la calidad de la terminación lo sitúan en lugar privilegiado frente a la competencia.
Novedad total. El motor de seis cilindros en V es una novedad en este tipo de coches
El Rey de la carretera
El VR6 es un Golf muy especial. Aunque las cualidades de su carrocería son comunes con el resto de la gama, el seis cilindros en V estrecha permite unas posibilidades que normalmente no tiene ningún derivado de turismo. Además de las ventajas que confiere al nuevo Golf el ensanchamiento de su carrocería respecto a la anterior versión, el VR6 dispone de algunos elementos específicos.
Los tarados de la suspensión son más firmes y la altura se ha visto reducida en diez milímetros en la parte delantera y veinte de la trasera. El coche se agarra a la carretera como una lapa. La referencia obligada es el anterior modelo que de por sí se comportaba fenomenalmente. En este modelo, el aplomo al tomar las curvas es todavía mayor.
La dirección tiene un grado de asistencia apropiado para mantener la sensibilidad sobre la carretera y no resultar pesada en las maniobras. En carreteras con buen asfalto, se puede rodar con toda tranquilidad a un ritmo que parecía reservado a coupés superdeportivos.
En carreteras secundarias, con curvas de radio más pequeño y firmes irregulares, el VR6 sigue siendo un ejemplo de comportamiento. Aunque se ponen de manifiesto algunos rebotes del eje posterior, lo cierto es que se puede conducir muy deprisa con gran facilidad y seguridad. Aunque los desarrollos son bastante largos, la bondad del motor permite ahorrar muchos cambios de marcha.
Desde unas dos mil vueltas, hasta seis mil, se dispone de energía, sea cual sea la marcha. El cambio de marchas es bastante rápido y preciso, pero tiene un tacto esponjoso que obliga a un cierto periodo de adaptación para no errar los cambios.
En esta versión, está disponible como equipo de serie el sistema antipatinamiento EDS que ya mostró sus bondades en el anterior Golf G60. Gracias a este sistema, el VR6 no pierde pie ni en las curvas más cerradas. Además, supone una seguridad adicional al rodar sobre suelos deslizantes.
Los frenos cumplen bien frente a las nuevas solicitaciones y detienen al Golf con energía y equilibrio.
En un uso cotidiano, el VR6 resulta delicioso. En tercera velocidad se puede utilizar casi como un automático, ya que en el tráfico urbano, se recupera desde apenas 1.200 revoluciones, hasta las seis mil sin la más mínima protesta. La visibilidad es buena, y la única precaución hay que tenerla en los aparcamientos en batería, ya que la escasa altura al suelo del faldón delantero, hace que resulte muy fácil tocar con el mismo contra el bordillo.
Con todos estos argumentos, no nos quedan dudas sobre la prometedora carrera comercial del nuevo modelo. Posiblemente, la fiebre GTi dará paso a una nueva fiebre V6. Las cualidades de seguridad, confort y economía resultan sobresalientes.
Víctor Piccione
Fotos Ramón Rodríguez